Al ser llenos por el poder del Espíritu de Dios recibimos la
doble porción de su Espíritu el cual nos ayudara a levantar los muros que se
han derribado con el mal proceder de nuestras propias decisiones. El es la tercera persona de la trinidad.
Por lo tanto debemos de cuidar lo que el Señor nos da para
así evitar contristar al Espíritu de Dios.
El espíritu de Dios es la tercera persona de la trinidad,
procede del padre Juan 14:16 dice Y yo rogaré
al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: Es enviado por el Hijo
(Juan 15:26). Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre,
el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de
mí. También los sentimientos del Espíritu de Dios se ilustran en (Efesios 4:30) Y no contristéis al Espíritu
de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
El espíritu de Dios fue prometido a los discípulos, (Lucas24:49); se les ordenó quedarse en
Jerusalén hasta que fuesen investidos del poder del Espíritu de Dios, pues
ellos realizarían una obra en un lugar especifico y en un tiempo determinado y
solo la podían realizar cuando el espíritu de Dios descendiera sobre ellos,
Hechos 1:8. El espíritu de Dios
viene a nuestra vida de igual manera
para ayudarnos a cumplir la tarea de predicar las buenas nuevas de salvación
del reino de Dios, ayudarnos a ser cristianos
auténticos, ayudarnos a vencer en la tentación, ayudarnos a abandonar actitudes
que no le agradan a Dios. El espíritu de Dios es para todos (Lucas2:39) para habitar en (dentro)
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